Tuve que viajar a Mar del Plata para dar una charla en el Hotel de Luz y Fuerza. Este acto estaba dentro de unas Jornadas que realizó la Federación en donde se reunieron más de 1000 personas compitiendo entre sí en la faz deportiva y cultural.
Hubo Maratón, Triatlón, Ajedrez, Ciclismo, Fútbol, exposiciones de pintura y escultura y reconocimientos a los ganadores.
En este marco, mi charla versó sobre los poetas del Tango y tuve una razonable convocatoria de gente muy respetuosa que escuchó, en silencio, mis palabras.
El Tango-Canción que se inició con "Mi noche triste" de Pascual Contursi, dio poetas de real envergadura. En ese recorrido rápido que hice, no faltó Celedonio Flores, el autor de "Mano a Mano", boxeador, frecuentador de la Cortada Carabelas, el que escribió en "Corrientes y Esmeralda": "en tu esquina criolla cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel". Y después pasé a Enrique Cadícamo con su Modernismo a cuestas y a Enrique Santos Discépolo con su "Cambalache" donde nombra a personajes que estaban vigentes en su época, como aquel Staviski, estafador polaco que había hecho saltar dos veces la banca en el Casino de Montecarlo y se suicidó en la cárcel de Bayona. Autor de "Tormenta" uno de los grandes tangos y uno de los grandes temas de la literatura universal: el poeta cuestionando a Dios.
También, en esa cabalgata, pasé por José María Contursi, autor de "Gricel", de "Como dos extraños" (estos dos tangos tienen historias reales) y "Tabaco" (!qué versión la de doña Libertad Lamarque!); Contursi, poeta lírico por excelencia fue locutor de radio e hijo del reconocido Pascual Contursi, el de "Mi noche triste" y "La mina del Ford".
Después me interné en la década del 40 con Cátulo Castillo, a quien el padre José González Castillo (muy anarquista él) había querido ponerle, por nombre, "Descanso dominical". Al final, llevó los nombres de dos poeta latinos: Catulo y Ovidio.
Cátulo escribió: "Tinta roja", "La última curda", "Una canción", "Farol" (formidable versión del negro Rubén Juárez) y otros de similar importancia.
Homero Manzi fue otro de los poetas que toqué. Dueño de la ternura, de la evocación. "Sur" es uno de sus grandes temas junto a "El último organito", "Barrio de tango" y "Malena".
Y después le tocó el turno a Homero Expósito, mi amigo, señor de las imágenes surrealistas, de vanguardia. "Tu forma de partir me dio la sensación de un arco de violín clavado en un gorrión" o "trenzas del color del mate amargo" o "ya da la noche a la cancel su piel de ojera". Son incontables los hallazgos de este poeta que tuve la fortuna de conocer personalmente y mantener una relación de cordialidad y amistad.
Cerré (porque entre las palabras y algunas ilustraciones de temas) se iba extendiendo demasiado la charla con mi coterránea, la avellanedense Eladia Blazquez y su "Corazón mirando al sur", una pieza de innegable belleza. La cantaron, a dúo, María Graña y la propia Eladia en una hermosa versión.
La gente se me acercó a hacerme preguntas y estuve largo rato conversando con ellos, como me gusta a mí: el contacto con el público.
Fue un agradable fin de semana en la siempre incesante Mardel y aproveché para hacer largas caminatas en el tiempo libre. Una experiencia más que cansa, pero que gratifica.
ROBERTO DIAZ
(Escritor, periodista, poeta, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)
16.4.07
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