Se llamaba Agatha Mary Clarissa Miller Christie, pero en el mundo literario se la conoció como Agatha Cristhie. Era hija de un norteamericano y de una inglesa y había nacido en un pueblo del condado de Devon llamado Torquay.
Su primer libro se editó en 1920, cuando ella tenía 30 años. Pero su consagración la consiguió con "La muerte de Roger Ackroyd"; de allí en más, su fama sería inmensa.
Escribió más de 80 novelas, una serie de relatos y obras de teatro. También escribió un libro de poemas.
Sus colegas la llamaban "la Vieja" y perteneció, durante muchos años, al "Detection Club" de Londres, una asociación que reunía a los escritores de novelas policiales. Precisamente, esta institución publicó en la década del 30 un libro en donde participaron varios de ellos llamado "El almirante flotante". Agatha Christie estuvo en ese grupo y también estuvo Chesterton y otros grandes.
Las novelas de la Christie tienen tramas que se resuelven a través de finales ingeniosos. Es la típica novela policial inglesa, un verdadero puzzle o rompecabezas que, luego, se descubre a través de una resolución de carácter intelectual. Los asesinos, en esta modalidad literaria, son, siempre, personas con un alto cociente de inteligencia y necesitan, para ser descubiertos, de un detective también inteligente.
Agatha Christie creó a dos de ellos: el insufrible Hércules Poirot, un hombrecito arrogante y presumido, de origen belga, pero con una gran dosis de astucia y poder deductivo. Y a Miss Marple, una anciana bonachona con una mente también astuta e inquisidora.
"Asesinato en el Orient Express", "Diez Negritos", "El misterio de Sittaford", "Cinco cerditos" y "Muerte en el Nilo" son algunos de los títulos de esta prolífica reina del crimen.
En mi opinión personal, hay muchos escritores del género policial superiores a la Christie, pero debo reconocer que tuvo un gran carisma y que los lectores, en el mundo entero, se cuentan por millones. Basta esta muestra: vendió más de 50 millones de ejemplares y en Francia superó en ventas a Emilio Zola.
Se casó dos veces. Cuando estaba con su primer marido, hubo un episodio escandaloso; desapareció por 11 días. Nunca se conocieron los detalles, pero su marido inició, de inmediato, una demanda de divorcio. Luego, contrajo enlace con un arqueólogo 14 años más joven que ella; lo acompañó en sus viajes al Medio Oriente, de donde extrajo material para algunos de sus textos.
Vivió 85 años y falleció en 1976. Sus restos están enterrados en su pueblo natal de Torquay.
Con su desaparición, se fue uno de los exponentes más fuertes de la novela policial inglesa; sus lectores le siguen agradeciendo las horas de entretenimiento y placer que les dio con sus historias de suspenso.
Muchos no saben que "la Vieja" era muy buena como cuentista; sus relatos de corte fantástico tienen verdadera calidad literaria.
ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)
12.1.07
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