11.3.09

Los epigramas

Los epigramas están dentro de la literatura desde casi su origen. Algunos dicen que comenzaron en la Grecia clásica y en griego quiere decir: sobreescribir. Son frases breves, poéticas, que expresan algo ingenioso, profundo, humorístico. No hay demasiada diferencia con los epitafios que son epigramas escritos sobre la tumbas y se confunden mucho con los aforismos, los proverbios, las greguerías, las sentencias. Todas estas expresiones se dan dentro de la escritura.
También están los grafitti, frases ingeniosas escritas en las paredes, en los baños públicos, etc. preferentemente de autor anónimo.
Escritores como Calícamo, Catulo, Marcial, Goethe, Baroja, Cela, Gil de Biedma, Swift, Oscar Wilde, escribieron estos epigramas. Los de Goethe, llamado "Epigramas venecianos" son célebres. Wilde utilizó mucho de este género, incluso dentro de sus obras de teatro. A Voltaire le encantaban. Ramón Gómez de la Serna, un escritor español exiliado entre nosotros, los llamaba "Greguerías" y escribió infinidad de ellos.
Veamos algunos de estos exponentes del ingenio humano.
Epitafios: "espero que Cristo cumpla su palabra" (Miguel Delibes). "Si quieres los mayores elogios, moríos" (Enrique Jardiel Poncela). "Si no viví más, es porque no me dio tiempo" (Marqués de Sade). "Aquí yace Moliere, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad lo hace bien" (Moliere).
Un epigrama de Juan de Iriarte: "el señor don Juan de Robres, con caridad sin igual, hizo hacer este hospital y también hizo los pobres".
"La televisión no idiotiza a la gente, sólo la confirma". "Todos morimos, ricos y pobres: pero los pobres ensayamos más". "Cuando hay elecciones, los militares sudamericanos guardan un minuto de silencio". (Eduardo Mazo).
Hay refranes como "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente" o "La abundancia da arrogancia". Oscar Wilde fue un portento en frases ingeniosas: "el hombre quiere ser el primer amor de la mujer; la mujer el último amor del hombre". O este diálogo en "La importancia de llamarse Ernesto" entre dos damas de la alta sociedad: una le dice a la otra: "tu hijo es un canalla" y la otra responde: "!Imposible! Estudió en Oxford".
Dijo Ramón Gómez de la Serna en una de sus greguerías: "Intenté suicidarme y casi me mato".
Epitafio que le atribuyen a Groucho Marx: "Perdonen que no me levante".
Y por último, un grafitti escrito sobre una pared en la calle Salta: "dicen que llueve pero yo creo que nos están meando".

ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" por la Legislatura porteña).

1 comentario:

Anónimo dijo...

A nosotros, Roberto, que lo conocemos muy bien a Héctor y que conocemos su capacidad de enseñar cosas tan peligrosas como la poesía, la dignidad, la resistencia, no puede sorprendernos que, en este momento agónico de la modernidad, de grisura globalizada, la banalidad burocrática se sirva de la excusa de la jubilación para exluirlo, -¿no vivimos, acaso, en un país, en una realidad excluyente?- Podemos indignarnos sí, pero no caer en la ingenuidad del sorprendernos. ya que, aunque nos duela, hay en esa medida una lógica rigurosa, perversa sí, pero rigurosa, Negro no tiene méritos pedagógicos para enseñar la mecánicade de la competividad despiadada, el arte de trepar, de aplastar a quien haya que aplastar para no ser aplastado. Y, sin esas especializaciones ¿que vamos a hacerle, Roberto? somos disfuncionales. Un abrazo.
Alberto Wainer