Los pueblos orientales se expresan con ideogramas. Los chinos escribían cosas como estas: "Llegas de mi país natal/debes saber lo que allí pasa, /¿han florecido bajo mi ventana/los ciruelos del invierno/estos últimos días?" (Wang Wei 699-759).
Esta simplicidad y esta belleza, la consiguen con esos signos que parecen laberínticos. Los japoneses escriben los famosos Haikus, que son 17 sílabas en su idioma. Un compendio de brevedad y, por supuesto, también de belleza.
Nosotros, en cambio, tenemos un idioma expansivo, lleno de adjetivos. Podemos utilizar, en un alarde de conocimiento del lenguaje, siete adjetivos por cada sustantivo, una riqueza infernal, un stock múltiple. Sin embargo, hay algunos que se ponen a escribir Haikus en nuestro idioma y en esas 17 sílabas no introducen un joraca, porque es imposible en el castellano (a no ser que balbuceemos) meter algo importante en esa cantidad de sílabas. No obstante, hay tilingos que lo hacen y hay otros tilingos que aplauden esas pelotudeces.
Lo mismo sucede con este "invento" (lo pongo entre comillas porque el texto breve ya estaba inventado desde la antigüedad) y, claro, han proliferado como las moscas en el verano. Es la moda. Todo el mundo se siente genial y se pone a decir "genialidades" en pocas líneas. El resultado (salvo algunas excepciones) es más de lo mismo. Uno sabe que si el texto comienza en blanco, terminará en negro. Uno sabe que ese genio ignorado nos querrá dar un golpe de efecto; uno sabe que a ese pichón de Leonardo se le ha ocurrido una ingeniosidad para cerrar su historia; uno sabe todo esto desde el título.
La poesía es la que más se presta para la tilinguería. En los recitales, aparecen muchachas hieráticas, con rostros de no haber ido bien al baño, y se leen todo un libro consistente en un par de sílabas por poema. !Carajo! ni Ungaretti ni Wang Wei consiguieron tamaña densidad lingüística...Y las caraduras se leen todo el libro mientras hay tres señores sentados en primera fila que atorran como la Bella Durmiente...
Y siempre queda bien leer a Paul Auster, a Saramago...
Después, están los libros de autoayuda. Un tipo, que los hace como si fueran empanadas, me golpeó el hombro y, condescendiente, me dijo: "muy buena su poesía" mientras seguía firmando libros en la Feria y había una cola de mujeres a la espera del milagro. El milagro, seguramente, consistía en que apareciera el "príncipe azul" y las colmara...Mientras tanto, allí está el libro del Fulano que vale como cincuenta mangos y nos entrega una llave al Paraíso Terrenal. "Muy buena su poesía, che"...me golpea el hombro mientras una veterana se le cuelga del brazo y le hace preguntas al oído...
Definición de tilingo/a en las letras: "sujeto que no sabe hacer ni los palotes, pero que en Clásica y Moderna, pasa por escritor consagrado"
!Hay que ver!
ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de lengua inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007 fue declarado "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES).
11.6.08
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1 comentario:
Vea, mi amigo Díaz, las "genialidades" con que se explayan unos autotitulados "nuevos narradores" en una nota que les hace el diario Clarín. No conocen nada de literatura argentina, salvo la veta oficial de los suplementos y revistejas autorreferenciales. Son el colmo del individualismo del poetita o el escritorzuelo puro, que vive en su torre de marfil y los paraninfos de los chicos de departamento. Realmente uno ya no les pide el compromiso sartreano con la realidad ni el de Victor Hugo o Emile Zola con los avatares de los pobres de Francia; creo que a estos muchachos bastaría arreglarles un encuentro con Bukowski o Jack London, para que los sumerjan en la realidad con una buena piña en los dientes. Pobres muchachos.
Rafa
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