3.9.07

A ver, a ver...

!Carajo! !Cuánta polvareda causó esa noteja publicada por la revista Ñ! !Y yo -tan enemigo de estas cosas- también contribuí a que se siguiera dando vuelta al tema!
!Pido perdón! No fue mi intención encontrarme en el eje de la discusión porque, mientras nosotros debatimos y decimos una cosa y la otra, los enemigos del tango se refriegan las manos y sonríen aviesamente. Su objetivo está logrado.
Pero trato de ser coherente conmigo. Tiempo atrás, en una carta abierta que le envié a Alejandro Szwarcman le decía cosas parecidas, a propósito de una nota que él había publicado titulada: "Tango fenicio".
No nos debemos dejar agredir por los que juegan para otros géneros musicales y hacen su negocio. Estos son los esbirros del sistema. Pero, tampoco, seamos ingenuos de no reconocer que el Tango afronta una crisis de calidad en todos los órdenes.
Hay muchachos que cantan y no están preparados para cantar. Hay músicos muy buenos, pero deberían estudiar melodía. Y hay algunos letristas que dan vergüenza ajena.
¿Está mal que me exprese así? Me caben las generales de la ley.
Entonces, sería importante que hubiese un sinceramiento entre nosotros y nos pongamos a corregir lo que hemos hecho mal.
Si bien es el tiempo el que se encargará de la elección de los temas que queden, nosotros tenemos la obligación de hacerlos lo mejor que podamos y ponernos a realizar los máximos esfuerzos para que la obra sea difundida.
En la situación que está el Tango, nadie se salva solo. Por el contrario: quedarán muchos valiosos artistas en el camino, ya sea porque los silenciaron, ya sea porque se cansaron de remar en un género que no les da pelota.
Los difusores radiales, con las excepciones del caso, gozan de una apabullante mediocridad; hay una mayoría que se ha dedicado a obviar lo contemporáneo para dedicarse al negocio del pasado. Entonces, han hecho del Tango un cadáver donde ellos, como vulgares gusanos, comen un trocito todos los días.
Con esto, quiero decir que hay culpas compartidas; que muchos de nosotros no hemos puesto el rigor creativo para jerarquizar el género. Que hemos dejado que todo caiga en una medianía cuando somos nosotros los encargados de ofrecer poesía y música a través de una bella canción interpretada por gente idónea.
A mí me grabó Roberto Goyeneche, hace más de 30 años. Sin embargo, ese tema que se titula: "Homero al sur" parece que fuera nuevo y los intérpretes, recién hoy, lo descubren y me piden la partitura para cantarlo. !Más de 30 años!
Quiere decir esto que el Tango anda más lento que la justicia argentina.
No se me ocurre decir más. Pido disculpas si alguno de mis colegas se sintió tocado por alguna opinión que manifesté. Con otros (caso Pierro) no tengo que disculparme porque él sabe que, jamás, mis dardos podrán ir contra su obra, a la que respeto y celebro, amén de tributarnos afectos mutuos.
Es un tema delicado éste del Tango y nos ha caído, justo a nosotros, esta mochila de plomo. Por lo tanto, sólo nos resta seguir escribiendo y haciéndolo mejor cada día (siempre es posible mejorar)y hacer los esfuerzos para que las obras se difundan.
Pero, insisto: esto no se consigue en forma individual; sólo una fuerza colectiva de letristas, músicos e intérpretes alcanzará a ser oída.
Lo demás, es cartón pintado.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

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