11.5.07

Las evasiones

Desde que el mundo es mundo y el hombre es hombre, siempre necesitó éste de una puerta abierta, de un espacio libre, de un mundo distinto, de un paisaje que lo entretuviera y de juguetes que le obligaran a jugar y, así, escapar de la agobiante, de la mediocre realidad.
Las evasiones, entonces, no quedaron solamente limitadas a los encarcelados en las prisiones reales. Cada uno de nosotros es un prisionero, de diferentes prisiones, pero prisionero al fin.
Por eso, la literatura de evasión, por eso las interminables argucias humanas para distraerse; la guerra fue, en la antigüedad, el espectáculo de distracción que se inventó y a pesar de las masacres y a pesar de las vidas humanas que quedaban en los campos de batalla, el ser humano sentía que esa adrenalina despedida era lo mejor que podía pasarle para vencer a la opaca existencia, a la dramática realidad.
Los años pasaron, pasaron las civilizaciones y el hombre de hoy busca, desesperadamente, nuevas opciones para escapar. Todos los días, inventa artefactos, inventa cosas como el cine y la televisión, inventa las computadoras, el Internet, los juegos virtuales. El hombre se fabrica nuevas ventanas abiertas para poder evadirse.
Entre esas evasiones, están, hoy por hoy, los libros de autoayuda donde ciertos autores dan consejos, les dicen cómo deben proceder ante determinadas situaciones y todo eso sirve para quedarse fuera de la realidad por un rato e imaginarse que, a partir de esa lectura, podrán ser otros.
También están los programas televisivos donde cuentan las vidas ajenas y hacen vivir momentos que parecen señalados para uno, pero no. Todo es ficción, todo es falsa realidad.
Sin embargo, son los que más ratings tienen; son los más vistos y comentados. Como ese invento de "Gran Hermano", una densa y morosa exposición de vidas ociosas metidos en una casa y que nosotros observamos desde el sillón de nuestro living.
Son infinitas las maneras de querer vencer el hastío que propone la realidad. Un día, Oscar Wilde se encontró con un amigo que hacía mucho no veía y éste le contó una historia tan real y tan aburrida que Wilde le dijo: "Mira, por lo que me cuentas, sé que es la realidad, pero había una vez un hombre en un pueblito de pescadores que, mientras todos iban a pescar, él se quedaba; y a la noche, junto al fuego, cuando los pescadores le preguntaban: hoy ¿qué has visto?, él contaba que había visto una sirena peinándose, en el mar, sus cabellos verdes con peines de oro y, al otro día, ante la misma pregunta, él contaba que había andado por el bosque y había visto un fauno que bailaba al son de una flauta. Y los pescadores lo escuchaban...
Hasta que un día que fue al mar y vio a la sirena y, luego, fue al bosque y vio al fauno, por la noche cuando le preguntaron qué había visto, él contestó: "hoy no he visto nada".
Siempre la fantasía será más poderosa que la realidad; lo que sucede es que hay mundos fabricados que tienen más poesía, más belleza que otros.
Estos mundos fabricados por la TV o por los libros de autoayuda son tan o más mediocres que la propia realidad.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te felicito luego de tantos años tengo noticias de tu exito. Saludos Norberto Baloira. Un abrazo.
andreabaloira@hotmail.com