Es muy fácil confundir, para los confundidos de siempre, "derechos humanos" con impunidad. Uno de los puntos débiles de las democracias del mundo, es, precisamente, esta confusión.
Confusión que, muchas veces, es adrede; una singular concepción política y una ingenua visión, fuera de toda realidad, sigue presuponiendo que el hombre es redimible.Y todavía algunos apelan al exámen de conciencia, apelan a la redención, apelan a conceptos totalmente arcaicos sobre la naturaleza humana como para dejar en libertad a un violador (se sabe, entre los profesionales dedicados a tratar estos fenómenos que el violador es irredimible y que repetirá, sin dudar, el mismo delito)juzgan excarcelable hechos como el accidente vial y el abandono de persona, condenan a penas irrisorias a verdaderos criminales y cometen, esta es la verdad objetiva, auténticas aberraciones que ponen en ridículo a la justicia y la desprestigia ante la mirada del hombre común.
A toda esta pintoresca forma de manejar las leyes, se le llama "garantismo" y parece ser que los jueces que actúan así son denominados "progre", más allá de que se los encuentre, luego, en orgías sexuales disfrazados de odaliscas, recibiendo abultados sobres de los poderosos, diciéndole siempre "sí" al gobierno de turno o entrando por la ventana de una justicia absolutamente corrupta y venal.
Por eso, han aparecido, en estos tiempos, las llamadas "Madres del Dolor", émulas de aquellas legendarias "Madres de la Plaza de Mayo" que defendieron, como pudieron, los "derechos humanos de aquella época. Estas Madres también salen a defender "derechos humanos" que son conculcados por esta justicia absolutamente absurda.
Por eso, los actos criminales siguen incrementándose; por eso, los funcionarios de seguridad son vulgares marionetas ante esta realidad tenebrosa. Por eso, el ejecutivo de turno se hace el distraído ante tanta ignominia y tanta violencia social.
Todos los días, los medios de comunicación computan un sin fin de delitos que van desde el simple atraco callejero a saqueo de propiedades, a muertes tontas, a accidentes de tránsito culposos donde actúa la negligencia y la irresponsabilidad. Todos los días, hay hechos de sangre que son inicuos, hay sistemática repetición de delitos por delincuentes que han salido en libertad, a causa de esta justicia tonta y corrupta que nos rige.
La Argentina es uno de los países más vulnerables ante aberraciones como las del narcotráfico; vulnerable ante el "lavado" de dinero, permisivo ante la huida de regalías y negociados financieros, vulnerable ante contrabandos monstruosos, con aduanas débiles y coimeras, vulnerable ante los atentados permanentes a su medio ambiente, no sólo por las papeleras que están instalando en el Uruguay sino ante verdaderos saqueos a su territorio.
Y la Argentina no tiene seguridad jurídica por lo cual solamente dinero sucio puede entrar en el país y no auténticas inversiones de riesgo.
Con este panorama, hay jueces que quieren practicar esta suicida concepción del Garantismo que sirve tan sólo para que las cárceles (ya de por sí superpobladas) no terminen reventando y sirve para que haya un negocio sideral por detrás (o al lado) del Código Penal.
Mientras tanto, los asesinos de José Luis Cabezas están en libertad; y están en libertad un sin fin de asesinos que deberían estar en la cárcel.
Mientras tanto, se siguen sumando más madres a las "Madres del Dolor" que son las víctimas propiciatorias del siglo XXI, bajo el reinado de "K" y en medio del caos generalizado donde los ruidos son más importantes que las voces.
He dicho.
ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)
25.1.07
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario