14.2.11

José González Castillo

Cuando hablamos de los pioneros del Tango, no podemos dejar de lado a este poeta que escribió temas casi desde el inicio del Tango-Canción.
José González Castillo, padre de Catulo, era un intelectual de ideas anarquistas que vivió gran parte de su vida en el barrio de Boedo. Gracias a su iniciativa, se fundó la Universidad Popular de Boedo y propició el Grupo Boedo de creadores. Escribió mucha obra de teatro (más de 100 sainetes) uno de los cuales trascendió; fue "Los dientes del perro" donde, por primera vez, subía una orquesta de tango al escenario. Era la de Roberto Firpo.
En tangos, vale recordar que escribió "Silbando", "Griseta", "El aguacero", "Sobre el pucho", todos excelentes temas allá en los comienzos del género.
Se atrevió, en 1924, a escribir "Griseta", con personajes literarios como Museta, Mimí, Rodolfo, Schaunard, sacados del libro "Escenas de la vida bohemia" de Murger y De Griex y Manón (del libro "Manón Lescaut" de Prevost) Margarita Gauthier, Duval (del libro "La dama de las camelias" de Alejandro Dumas (h))sacados de textos franceses del siglo XIX.
Fue un hombre muy culto y contaba su hijo Catulo que, en una oportunidad, llegó a su casa y se encontró sentado a la mesa del comedor nada menos que a Rubén Darío. Su padre lo había invitado y había comprado champaña para agasajarlo. Catulo recordaba que Darío mojaba su habano apagado en el champán.
En otra ocasión, este excéntrico que había tenido que exiliarse en Chile, por sus ideas políticas, recibió a Charlo que venía a buscar a su hijo; lo hizo pasar (Catulo no estaba) y Charlo le comentó que traía una melodía para que Catulo le pusiera letra. Don José lo llevó al piano y se la hizo tocar. Lo dejó sentado esperando que viniera su hijo y se fue al interior de la casa. Al rato, volvió trayendo la letra de "El viejo vals", que era la melodía de Charlo.
Cuando nació Catulo, quiso anotarlo con el nombre de "Descanso Dominical" ya que hacía pocos días se había sancionado esta ley laboral. No lo dejaron y, entonces, le puso los nombres de dos poetas latinos: Catulo Ovidio.
Era un poeta de improntas. Recuerdo que, en una oportunidad, mi amigo Julio Camilloni me regaló un libro con versos primerizos de un poeta anarquista de Boedo. Dentro de sus páginas, encontré unos versos de José González Castillo dedicados a un homenajeado en la Peña que él regenteaba. Eran versos escritos en el momento del homenaje y, luego, impresos en forma de volante.
El Tango le debe mucho a este hombre que intentó darle un lenguaje culto, aunque sin perder la esencia popular. Insertó personajes literarios en sus historias tangueras, insertó palabras como "Falena" (mariposa de alas anchas), "Muguet" (florecilla silvestre de los campos de París)y trabajó para que los hijos de los obreros tuvieran su Universidad. Enseñó inglés con pocos conocimientos del idioma, pero en esa Universidad Popular de su barrio se formaron muchos muchachos de aquella época.
Por eso, quería rendirle este humilde homenaje a un hombre que dignificó al Tango y al Teatro Popular.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue declarado "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES por la legislatura porteña. En el 2010, fue distinguido con el PREMIO "SANTA CLARA DE ASIS" por su tryaectoria periodística y por el PREMIO "SUR" a su trayectoria literaria.

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