19.2.10

El "Policial Negro"

La diferencia entre la novela policial de origen inglés y el denominado "Policial Negro" consiste en que los ingleses tomaron el texto policial como si fuera un "puzzle", un entretenimiento intelectual para gente pensante, pero ociosa. Por eso, sus enigmas se desarrollan en recintos cerrados (palacios, castillos, islas, escuelas, etc) y el asesino es tan inteligente como el investigador, generalmente un intelectual, un dilettante. La frialdad (y hasta el absurdo) de dejar los muertos en habitaciones cerradas mientras sigue la vida normal, el té de las cuatro, etc.es una constante en textos de Agatha Christie ("Eran diez indiecitos") o Patricia Wentworth ("La daga de marfil").
En cambio, en el "Policial Negro" un invento de autores norteamericanos, la vida adquiere protagonismo, saca a relucir su violencia, sus pasiones más bajas. En la novela policial norteamericana, hay gangsters, mujeres fatales, tipos perdedores, oportunistas de toda laya, traidores y mucha, pero mucha sangre.
Los yanquis hicieron una industria de estos textos, los llevaron al cine, ganaron multitud de dólares con ellos y hace más de un siglo que explotan esta veta literaria.
Todo empezó con la revista "Black Mask" (Máscara Negra) que se vendía en los kioscos. Allí escribió sus primeros cuentos Dashiell Hammett (el que, luego, escribiría "El halcón maltés", "Cosecha roja", "La llave de cristal); y también James Cain con su "El cartero llama dos veces" y "Pacto de sangre". Este escritor quería ser cantante de ópera y escribió "Serenata", una de sus mejores creaciones.
En la década del ´40, aparece un tardío Raymond Chandler con un detective privado que hace escuela: me refiero a Philip Marlowe, que impacta con sus frases desencantadas, con esa nostalgia que lo invade cada vez que se enfrenta a una causa perdida. Un maestro en el diseño de su personaje, su obra es llevada al cine por Humphrey Bogart, primero y, luego, por un Robert Mitchum que, creo, dio con el personaje. Chandler, alcohólico, depresivo, trabajó como guionista de Hollywood, aunque no le gustaba.
Es muy bueno Jim Thompson (su "1280 almas" es magnífica); James Hadley Chase, siempre entretenido, siempre "Maestro del suspenso". O William Irish con su "La ventana indiscreta" a la que Hitchcock le supo sacar tanto jugo. O la inglesa Patricia Highsmith, con su saga de Ripley; o el negro Chester Himes con sus detectives de Harlem: "Sepultura" y "Ataúd". O Charles Williams o James Ellroy o Ross Macdonald o el otro Maestro: James Mac. Donald o Vera Caspary con su "Laura" (el poeta francés Louis Aragon la consideró "la mejor escritora de su generación")y el francés Boris Vian y el español Manuel Vázquez Montalbán y el italiano Andrea Camilleri y Horace Mc. Coy con "¿Acaso no matan a los caballos?" y más y más autores que se dedicaron a criticar a la sociedad, a describir la hipocresía reinante, a sacar a la luz la violencia enquistada en sus calles, a denunciar la corrupción policial y a esos políticos tramoyeros. En fin, esta literatura es de denuncia, es testimonial y, además, entretiene.
Para terminar, una frase de Chandler, en boca de Marlowe: "usaba una cantidad de maquillaje suficiente para pìntar un barco".

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" por la Legislatura porteña.

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