15.12.08

Los plagios

Esta era cibernética se presta, como nunca, a los plagios. Este extraordinario invento que es Internet, facilita las cosas a los canallas de siempre. Y cualquier pelafustán, aunque no tenga chapa de nada, puede apropiarse de algún material y andar haciendo cáscara de que le pertenece, haciendo alarde de su autoría. Hay, en estos momentos, muchas cosas "navegando" por ahí, de dudosa autoría, de sospechosa identidad. Los más afectados son los clásicos, a los que les roban descaradamente.
En el mundo literario, en el mundo de la canción, en el mundo de las propuestas, en general, hay muchos tordos al acecho para hacerse del "nido ajeno".
Y el robo intelectual está a la orden del día. !Ni hablar de esas versiones que se llevan a cabo de autores extranjeros, sacados de dudosos originales, donde no figura ni el nombre del traductor, como si esos textos se hubiesen traducidos solos, en forma automática! !Una vergüenza.
Hace poco, el "gran diario argentino" estuvo publicando obras clásicas en edición bilingüe, y en ningún lugar figuraba el nombre del traductor. Y consiguieron el milagro de que novelas como "Frankestein" se editaran, en idioma inglés-castellano, en apenas unas páginas, sin que en ningún sitio se leyera que era "edición reducida" o "breviario" y sin que, en ningún sitio tampoco, apareciera el nombre de quien hizo esa versión liliputiense de una novela extensa. Y así con otros títulos de esa "colección". Una verdadera depredación al buen gusto, a la ética, a la Literatura. Y los desprevenidos lectores compraron esas obras como si fueran "textos completos" y eran una mascarada de la verdadera obra original. ¿Esto no es delito?
Decía que los plagios están a la orden del día. Y todavía no he podido dilucidar si la canción "A mi madre" es de Almafuerte o de un tal Alfredo Robles (ilustre desconocido). Cuando la cantaron Gardel-Razzano, en el marbete del disco figura el nombre de Pedro B. Palacios (Almafuerte). El misterio subsiste.
Los versos de "Los ejes de mi carreta" pertenecen al poeta uruguayo Romildo Risso y no a Atahualpa Yupanqui, como todos se creen. Este asunto costó un litigio de muchos años con la familia de Risso. El equívoco aún persiste.
El tango "Contame una historia" es de Mario Iaquinandi, quien le puso los versos y no de Eladia Blázquez como muchos creen. La Blázquez no hizo nada para aclarar esta cuestión.
"Cuando un amigo se va" de Alberto Cortéz lo oí, una vez, en una copla flamenca. ¿Quién plagió a quién?
El tema "Si la muerte pisa mi huerto" de Serrat es casi un símil de "La hora íntima", poema de Vinicius de Moraes. No puede haber tamaña casualidad. Hay plagio y, supongo, que Serrat se dejó influir con los versos de Vinicius. Quiero creer...
También hay plagio en Alfredo Le Pera con "El día que me quieras". Hay demasiada similitud con un soneto de Amado Nervo, que, además, se titula igual.
Hay un plagio (alguna vez se los enseñé a mis alumnos) que consiste en lo siguiente: yo tomo el mismo tema, la misma estructura, el mismo rumbo conceptual, y voy cambiando las palabras: por ejemplo: donde el poeta originario dice: "observo la tarde, las nubes, las montañas", yo digo: "contemplo la noche, el cielo, las estrellas". Y así me deslizo por el texto.
Mi amigo Marcos Silber descubrió, en su momento, a un canallita que hace poesía y que plagia de este modo. Toma a los poetas extranjeros, no demasiado conocidos o menos conocidos, y utiliza este método. Método que utiliza Serrat en el tema citado y utiliza Le Pera en "El día que me quieras".
Hay mucha tela para cortar en esto. Un célebre médico cardiólogo escribió un texto literario en una revista y resulta que saltó un escritor colombiano con un texto de su autoría que era igualito a éste, no le faltaba ni le sobraba nada. Gran escándalo por la notoriedad de nuestro médico, hubo que calmar las iras del colombiano y llegar a la conclusión de que este célebre médico cardiólogo había sido visitado por el "alemán" Alzheimer o estaba sufriendo una ateroesclerosis galopante.
Por último: dos veces, me robaron traducciones y dos veces les hice morder el polvo, al menos resarciéndome en metálico. En una ocasión, fue un cuento de Wilkie Collins, del que se apropiaron cambiándole unas pocas palabras con sinonimias; la segunda vez fueron siete poemas de autoras de habla inglesa a las que no le cambiaron ni un punto.
Quiere decir que se debe estar alerta, permanentemente. Y uno no puede ser Mandrake ni Shelock Holmes. Por lo tanto, hay que pensar (y creerlo) que anda más de un plagio que nos perjudica, por esos "campos de Dios". !Qué se le va a hacer!

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES, POR LA LEGISLATURA PORTEÑA.)

No hay comentarios.: