19.7.08

Los monstruos

Hubo una vez una muchacha que se fue a acostar perturbada por el pedido de Lord Byron: escribir un texto de horror. Era una noche tormentosa y en Italia. Y esa muchacha soñó con un monstruo, soñó que un doctor -en su obsesión de dar vida a la nada- creaba esa criatura letal, un bruto sin alma y sin seso.
Así nació el "Frankestein" en 1816, de la pluma de Mary Shelley, la mujer del poeta romántico inglés Percy B. Shelley.
Y hubo, después, otros monstruos literarios, surgidos de la imaginación. Charles Nodier escribió "El Vampiro"; el irlandés Sheridan Le Fanu escribió "Carmilla", una historia de vampiras lesbianas; Edgar Allan Poe inventó un gorila asesino; Gastón Leroux, aquel "fantasma" que, en la Opera de París, fue capaz hasta de soltar la araña mientras odiaba a todos menos a la muchacha que quería hacer triunfar como soprano.
Robert Louis Stevenson creó aquel Míster Hyde, el "alter ego" del doctor Jekyll, que con el simple expediente de beber una pócima, se transformaba y salía a la calle a llevar a cabo sus tropelías.
Casi a finales del siglo XIX, un oscuro oficinista irlandés que se llamaba Bram Stoker, sorprende con su "Drácula", que toma de la historia real. Ese Vlad Dracul, conde rumano con toda una leyenda de matanzas y torturas a los turcos, se convierte, de ser un adalid de la causa cristiana, en ese monstruo que vagaba por la eternidad, viviendo de la sangre de los humanos. Fue un best-seller tan impresionante que el cine se ocupó de él en incontables veces y Bela Lugosi, un actor de segunda, se hizo célebre interpretando al Conde, que volvía de las tinieblas.
Ya en el siglo XX, un escritor norteamericano llamado Richard Matheson, escribió "Soy Leyenda", una novela estremecedora que cuenta un mundo donde todos los humanos, menos uno, se han convertido en vampiros.
H.P. Lovecraft, un hombre excéntrico y raro, dejó a sus lectores infinidad de textos donde el horror se trasluce a través de una civilización de seres monstruosos, especies de aves que viven en las catacumbas del mundo y que, alguna vez, ocuparon éste. Acechan, quieren volver...Este horror intelectual que producen los textos de Lovecraft tiene fans en todo el mundo.
Pero de quienes nos debemos cuidar es de los monstruos que tienen carnadura humana, aquellos que toman el poder y cometen las más horribles herejías. Los pueblos siempre han sucumbido por el accionar de estos monstruos y no por los otros, que nunca han podido salir de la carcaza del cerebro de los que los han creado literariamente.
!Cuidémonos de los que nos avasallan aquí! !De los arrogantes, de los soberbios, de los mesiánicos, de los omnipotentes! !Estos son los verdaderamente peligrosos, los que no necesitan de la literatura para convertirse en lo monstruosos que son!

ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En 2007 fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES".

1 comentario:

Anónimo dijo...

La plasticidad de la condición humana hace que, efectivamente, los personajes más miserables, crueles, malvados y sibilinos provengan de nuestra especie. Incluyendo a la peor mezcla: la maldad con la cobardía personal. Ahí, como muestra, esta toda la historia política de la humanidad y los miserables que se cuelan en las ranuras de la vida cotidiana. Por eso, como dice cierto escritor, "yo estoy con los monstruos. Que han sido construídos como chivos emisarios y depositarios de nuestros miedos. Pero que en esta injusta y despiadada realidad del capitalismo global esos monstruos que usted nombra al principio puede que se conviertan en nuestros magníficos y valientes vengadores. ¿O acaso el Drácula de Coppola y que interpreta Gary Oldman no representa los temores del occidente capitalista y anglosajón del siglo XIX, al mismo tiempo que el Principe Vlad podría ser visto como un atildado anarquista de origen aristocrático, proveniente de un Oriente Europeo, hasta ese momento no colonizado por el capitalismo victoriano?. No por casualidad su objetivo es Gran Bretaña. Y su trofeo es Lucy Westenrra, a la que algunos sútiles traductores y buscadores de claves secretas, la han nombrado como Luz de Occidente.
Por eso, como ya lo adelantara, estoy con los monstruos.

Rafa